Desfaciendo Asturies – Construyendo una región

Luis Arias Argüelles-Meres (LNE 29/01/2010)

Qué delirios, madre mía, qué delirios! Apuestan por museos y chiringuitos que no existen, que, en algunos casos, hasta carecen de edificio, y arremeten contra lo que está consolidado. Algo que fue creado a su imagen y semejanza por Pepe el Ferreiro, es decir, el Museo Etnográfico de Grandas de Salime, es, a día de hoy, un enclave en el que se le prohíbe la entrada al que fue su principal artífice. ¿Cabe dislate mayor?

Alegan desajustes burocráticos. O sea, que lo que importa aquí no es que, a lo largo del tiempo, el señor Naveiras haya puesto en pie un museo etnográfico que representa, sin duda, una de las grandes referencias de la Asturias occidental, sino que lo esencial son los papeleos, seguir el modelo, ir acorde con lo que dictamine el politburó.

¡Qué atropello a la más mínima elegancia! ¡Hasta las piedras saben que Pepe el Ferreiro no se merecía terminar así al frente del museo! Alguien que estaba llamado a un reconocimiento público al más alto nivel en el momento en que dejase la dirección del museo es cesado con métodos propios de caprichos intragables y, por si esto fuera poco, la persona que nombraron para sustituirle le niega incluso la entrada en el museo que fue obra suya.

¿Por qué, más allá de la falta de elegancia a la que acabamos de hacer mención, hay un ensañamiento así con este hombre? ¿Cómo podemos interpretar los silencios tan vidriosos desde las instancias oficiales, empezando por ayuntamientos y siguiendo por gentes de la cultura que no pueden no ser conscientes de la labor que vino llevando a cabo el ciudadano Naveiras que representa una de las grandes referencias de lo que es a día de hoy el occidente asturiano?

No pongo en duda la capacidad y preparación de la persona que acaba de ser nombrada, pero no puedo dejar de manifestar que no pudo empezar con peor pie tratando así a la persona que hizo realidad el museo que este ciudadano dirige.

Y, por si todo esto fuera poco, Areces, en una de sus escasísimas visitas al occidente asturiano, no sólo afirmó que la decisión del cese estaba fundada, sino que además se permitió el lujo de hablar de proyectos culturales para el occidente de Asturias por parte del Gobierno que preside.

¡No me diga, don Vicente, no me diga! Usted, que en momento alguno se molestó en presionar al Gobierno central de su mismo partido para que se cumpliesen los plazos prometidos en las obras de infraestructuras del Occidente; usted, que no pone freno a la invasión eólica de las montañas del Occidente, ni siquiera en espacios protegidos; usted, que no mueve ni un músculo de su rostro exigiendo que llegue la partida presupuestaria ya aprobada para la rehabilitación del monasterio de Cornellana, se permite hablar de que existe una política cultural para el occidente de Asturias. ¿Es que pretende que alguien puede creerse que su Gobierno tiene una política cultural para el occidente de Asturias?

Y, eso sí, todo su hacer, toda su capacidad decisoria, es cesar al señor Naveiras, al que nadie le puede negar su tesón, su trabajo y su obra.

Fiscalizar la gestión burocrática del Museo Etnográfico de Grandas de Salime. ¿Y qué decir de tantas y tantas actividades y sus costes? ¿Y qué decir de tantas y tan faraónicas obras, sin que se sepa su utilidad concreta, por ejemplo, su despacho oficial en la Laboral? ¿Y qué decir de la nula voluntad de dar explicaciones a la sindicatura de cuentas en algunos casos puntuales? ¿Y qué decir de los altísimos sueldos de algunos cargos públicos que parecen casi un secreto de Estado?

Pero, claro, de lo que aquí se trata es de fiscalizar la gestión burocrática del Museo de Grandas de Salime. ¿Con qué cuajo se puede justificar semejante atropello?

Entre presupuesto y presupuesto, entre sobrecostes y sobrecostes, ¿no podía haber ni siquiera una exigua cantidad de dinero para nombrar un cargo técnico que llevase la gestión burocrática del Museo de Grandas? Se ve que no.

¿Y qué decir de IU, cuyos dirigentes se pronunciaron con la boca pequeña? ¿Les puede quedar un mínimo de dignidad dejando sus cargos? No, ese peligro parece estar más que conjurado.

Aunque se haga la incineradora, a la que dicen oponerse; aunque se destituya de esta forma a Naveiras; aunque ese portento del conocimiento científico que se llama doña Belén Fernández no ceje en su apuesta por el embalse de Caleao, y así un largo etcétera, estas buenas gentes no parecen tener la más mínima voluntad de irse del Gobierno de coalición de la izquierda transformadora que rige nuestros destinos políticos en las Asturias.

Delirios del politburó arecista. ¿Tanto les mueven sus alardes de poder contra personas como Navieras que no acostumbran a arrastrarse ante los «poderinos» de turno? ¿Tan incapaces son de comportarse con tiento y elegancia con un ciudadano cuya obra cultural está ahí, más allá de megalomanías virtuales en las que hay tantas gentes en plantilla?

¿Es esto lo que nos merecemos? ¿No nos podemos sentir con derecho a ser gobernados por personas que no atenten de tan desalmada y descarada manera contra el buen gusto?

Ante estos delirios del politburó arecista, quiero dejar muy clara mi solidaridad con Pepe el Ferreiro.

Y, desde estas orillas del bajo Narcea, quiero hacerte llegar, río arriba, el irrenunciable afán que creo que compartes.

¡Salud y República, ciudadano Naveiras!

Luis Arias Argüelles-Meres (LNE 13/01/2009)

Así es y así nos parece. Asturias no puede alegar crecimiento de la población para recibir más dineros al Estado porque lo que sucede es justamente lo contrario: no sólo envejecemos, sino que además cada vez somos menos. Asturias tampoco encuentra asidero para recibir un plus financiero sobre el pretexto de la dispersión de sus habitantes, puesto que casi todos residen en el área central. Asturias no dispone de un conejo en la chistera como el que acaba de sacar el Presidente gallego: aquí la lengua autóctona no tiene carácter oficial y, en consecuencia, no vale demandar dinero al Estado para el desarrollo del bable.

Ante todo ello, en Asturias, Gobierno, sindicatos y patronal parecen estar de acuerdo en argumentar que debemos ser recompensados a resultas de las grandes reconversiones que tuvieron que hacerse en los últimos años: minería, industria y agricultura. Me pregunto cuántos han sido los que, tan pronto leyeron esto, reaccionaron, saltando de la silla, golpeando la mesa, o haciendo un gesto de indignación. ¿Tan grande es la desmemoria, tan hiperbólica es la desfachatez? Primero, ¿no es cierto que, desde las instancias de poder, se vino esgrimiendo un discurso en virtud del cual ya habíamos superado la crisis resultante de las reconversiones? Segundo, ¿no es indiscutible que todas las reconversiones de los últimos años fueron negociadas por nuestros representantes políticos y sindicales, con la anuencia, en más de un caso, de los empresarios? ¿Están dispuestos los sucesivos gobiernos que hemos tenido a reconocer, en consonancia con este último discurso, que se han negociado mal las reconversiones? Ítem más: ¿tendrán a bien admitir que no se han administrado debidamente los fondos que aquí llegaron para paliar esas reconversiones, fondos que fueron una especie de liquidación, aceptada, de un modelo industrial, de un modelo de explotación del campo? Read the rest of this entry »

Xuan Cándano (LNE 13/04/2008)

En junio de 1977, los primeros sorprendidos con los resultados de las elecciones que dieron paso a la segunda restauración borbónica fueron los socialistas. Había vencido UCD, pero el PSOE le pisaba los talones superando el centenar de escaños. Por el contrario el PCE, que era el único partido con organización, cuadros y prestigio por su combatividad contra el franquismo, iniciaba el primero de sus repetidos fracasos electorales y comenzaba a tener un papel testimonial en la vida española. Los sueños de los comunistas y las predicciones de los analistas sobre un «sorpasso» a la italiana se esfumaron definitivamente con el escrutinio.

Para explicar aquella sorpresa, Alfonso Guerra, el único diputado que sigue en el Parlamento, citó por vez primera el término «memoria histórica», para referirse al apoyo de los españoles, 41 años después de las últimas elecciones democráticas, a un partido «desaparecido» durante la larga dictadura franquista. «Cien años de honradez y cuarenta de siesta», ironizaba poco después el sindicalista comunista Marcelino Camacho, a costa del eslogan de una campaña del PSOE.
¿Cómo el PSOE, que no era más que unas viejas siglas cuando murió Franco en la cama, se ha convertido en el centro de la vida nacional y en la más importante empresa de España, con una oficina en cada pueblo?

Porque se ha adaptado perfectamente a España, sin complejos y sin intentar cambiarla, como un traje se adapta a su dueño, con arrugas incluso, si resulta diestro el sastre. A la España de la picaresca, a la del enchufe, a la del «vuelva usted mañana» de Larra, que sigue vigente por mucha competitividad y mucha Unión Europea que nos menten, y no sólo en la administración de la justicia. A la España de la sangría y la paella, como la de los jóvenes socialistas sevillanos, que tomaron unas raciones en el campo y luego al Estado, tras pasar por Surennes. A la España de las colas en las grandes superficies, nunca en los museos ni en los conciertos de música clásica, como tengo visto en Rusia bajo la nieve, y eso que aquí se vive en la calle desde antes del cambio climático. No es un análisis despectivo, sino elogioso. Hace mucho tiempo que se hace política para disfrutar del poder, no para generar debates ideológicos ni mucho menos para cambiar el mundo: es el mundo el que cambia a los políticos. Hay que descubrirse ante el éxito arrollador de la marca socialista en el mercado de los votos.

Con la ley electoral y el «que viene el lobo» de todas las elecciones se han cargado a Izquierda Unida, que es su inagotable granero de votos, mientras la derecha se pudre en su penitencia por la larga noche del franquismo. Ellos están en el centro de la nada, que es todo en política.

El PSOE apenas tiene políticos brillantes, excepto Alfredo Pérez Rubalcaba y algún otro, ni se nutre del pensamiento elaborado, porque ya no existe, pero tiene la telegenia y la flor en el culo de Zapatero. Y eso basta.

Han dado con la fórmula mágica. Son progres para la moral y conservadores con el dinero. El capital tiene en ellos al mejor aliado. Son mejores guardianes de sus intereses que la derecha, porque son más discretos. El primero que debió botar de alegría en la noche electoral, como ZP en el balcón, fue el banquero Emilio Botín.

¿Hay vida pública, además del PSOE? Poca. Entre la pereza que da pensar y el vértigo de vivir a contracorriente, frente a ese enorme tinglado de intereses en instituciones, gobiernos, ayuntamientos, empresas, chiringuitos y el sindicato hermano, nada como la plácida siesta del conformismo.

Dice ZP que el PSOE es el partido que más se parece a España. En eso no se equivoca.

Por Xaviel Álvarez Villa, xurista.  En Les Noticies, na fecha del 10 de febreru del añu 2008

Talantamos que’l clientelismu políticu ye una estensa y encaciñada cadarma de rellaciones d’intercambéu de favores, instrumentada al traviés de los partíos políticos, con poder institucional, nes qu’una de les partes, qu’asume la posición de patrón -el políticu profesional, les élites dirixentes del partíu, una fastera constituyida dientro del mesmu, los cargos públicos qu’ocupen puestos nos muérganos oficiales- qu’apurre a particulares, que tomen la condición de cleintes, dellos beneficios -seya direutamente o entemediando grupos o entidaes xurídiques (empreses, sindicatos, asociaciones y organizaciones non gubernamentales, etc.): subvenciones, subsidios, llicencies o otros permisos alministrativos, recalificaciones urbanístiques, alxudicación de contratos d’obres, servicios o suministros, puestos de trabayu nel seutor públicu, ascensos de sópitu na carrera profesional, etc., a cambé de sofitos y fidelidaes de toa triba: electorales, funcionariales, sindicales, mediátiques, financieres, etc.

Lo carauterístico d’estes rellaciones de reciprocidá ye que con elles arrequéxase’l marcu de la llegalidá d’estremaes menes y col envís de beneficiar a la cleintela: emplegando les normes de mou fraudulentu, calteniendo la fachada formal mientres se caciquia per detrás, amosando les interpretaciones más afayadices pal cliente o, cenciellamente, tapando los güeyos pa dexar facer. Esti favorecimientu faise, les más de les veces, perxudicando a terceros que tendríen meyor derechu.

Del clientelismu llaboral, proyectáu na Alministración pública asturiana, vamos falar darréu. De mano, resulta cenciello avanzar delles de les graves consecuencies que tien l’alxudicación clientelar de puestos de trabayu nel sector públicu:

  •  Fraya’l derechu fundamental de tolos ciudadanos a algamar un puestu de trabayu n’Alministración en condiciones d’igualdá, méritu y capacidá.
  • Esborona les condiciones d’imparcialidá y oxetividá necesaries pal desendolque de les funciones propies de l’Alministración Pública: la fidelidá de los clientes al partíu políticu qu’allana esi allugamientu amárralos al serviciu de los intereses partidistes del patrón.
  • Prostitúyese la ética pública de los políticos que gobiernen d’esta xera pa los intereses de camaretaes y grupos de poder que-yos sofiten el so estatus profesional.

Una Alministración Pública nueva, como asocedió cola Comunidá Autónoma asturiana nos primeros años del deceniu de los ochenta del sieglu pasáu, tien de contar con perimportantes recursos humanos pa ponese a furrular. Nesti sen, l’Alministración asorvió de mano los medios materiales y personales de la vieya Diputación Provincial franquista, personificación xurídica del modelu territorial d’organización alministrativa de la dictadura. Les élites funcionariales d’aquella Diputación taben formaes, na so mayor parte, na cultura burocrática del franquismu: emponderamientu de la xerarquía, clasismu llaboral, autoritarismu políticu, servilismu.

Estos calteres personales, en cuenta d’estorbar los tratos colos dirixentes de la izquierda gobernante, facilitaron la rápida criación de rellaciones clientelares col nuevu patrón, defensor enfotáu del funcionariu combayón. Poro, nos años de xestación de l’Alministración autonómica asturiana la nueva clas política sofitóse na burocracia funcionarial de los cuerpos superiores p’armar ya caltener la rede de rellaciones de control y dominación de les estructures, aparatos y sistemes de repartu de recursos públicos, característica de la partitocracia mercantil de les democracies representatives.

El procesu arrespuende al conceptu de cleintelismu que definimos enriba: rellaciones de complicidá ya absoluta llealtá de les élites funcionariales a la clas política dirixente a cambéu de beneficios, nesti casu, l’afitamientu vitaliciu nos más altos puestos de la carrera alministrativa ya nos meyores sueldos, produciéndose un braeru fenómenu de patrimonialización de los cargos públicos cimeros por eses élites. Una amuesa d’esti sistema cleintelar dióse va poco cola reconocencia por llei de la Xunta Xeneral del Principáu d’Asturies nel mes d’avientu del añu 2002 del máximu complementu salarial de destín p’aquellos emplegaos públicos que desendolcaren demientres dos años siguíos o tres intermitentes puestos políticos d’altu cargu.

Conformóse d’aquella un grupu ñidiamente definíu de funcionarios, nel escalafón más altu de la pirámide alministrativa, estrechamente rellacionaos cola xerarquía política gobernante, conocíu pol ranciu alcuñu de «pates negres», que foi ampliándose y renovándose col tiempu pol sistema de cooptación, los cuales, a la so vegada, conviértense en repartidores de prebendes a un segundu nivel, pente los fucionarios asitiaos nos escalafones inferiores: collaborando cola clas política na escoyeta pa los nomamientos a deu ya provisionales, iguando los tribunales d’oposiciones y prebes d’entrada en xeneral, participando nel negociu de los cursos de formación del personal, etc.

Afítase per esti camín na Alministración Pública asturiana un sistema de carrera profesional de los emplegaos públicos sofitáu na confianza personal ya nos enchufes, ya dirixíu a algamar un tipu de funconariu cumplimenteru ya sumisu, que ye’l que llega perfechu fasta güei:

  • – Los puestos de trabayu de rangu superior son toos de nomamientu dixital y van n’aumentu. Nesta llexislatura, amás de les Xefatures de Serviciu, interventores, etc., el Gobiernu estendió esti sistema estraordinariu de nomemientu por razones de confianza política a más de cuarenta puestos nuevos de «coordinadores», «asesores» o terminoloxía asemeyada, destinaos a desarrollar funciones puramente téuniques que pasen a camudase, d’esta mena, en funciones de confianza política.
  • – Los puestos entemedios, como puen ser les xefatures de negociáu y de seición, pente otros, caltiénense cubiertos de mou provisional, allargando fraudulentamente demientres años los nomamientos en «comisión de servicios» previstos llegalmente pa cubrir vacantes por razones d’estraordinaria y urxente necesidá pol plazu tope d’un añu, sin que se convoquen a concursu públicu de méritos eses places, como dispón la llexislación aplicable.

Pa facese una idega de lo que tamos falando, baste dicir que la Comunidá Autónoma d’Asturies nun resuelve válidamente un concursu de méritos de xefatures de negociáu dende fai más d’ocho años, y el caberu concursu de méritos p’algamar xefatures de seición o puestos asemeyaos, ente ellos, los de lletráu del Serviciu Xurídicu, lleva más de seis años sin convocase.

  • -L’usu cada vegada más abultáu de personal interín pa cubrir vacantes de plantilla, incluyíos abondos puestos de xefatures de seición, col amagu del cese ecima’l llombu como «espada de Damocles».

Fasta el nomamientu de los Direutores Xenerales faise con burlla dafechu de la llei, porque «quitando supuestos individualmente estimaos pol Conseyu de Gobiernu, sedrán (tendríen de ser) designaos pente funcionarios de carrera de cualquiera Alministración, pertenecientes a cuerpos, grupos o escalas nos qe se desixa titulación superior pa poder ingresar», siendo asina que les Direiciones Xenerales del Principáu d’Asturies tán atarricaes de cargos que nin son funconarios nin cosa que s’asemeye.

Sicasí, la entrada pela puerta trasera a puestos de trabayu nel seutor públicu asturianu fízose posible al traviés de procedimientos más áxiles que la oposición llibre: entrevistes, beques, contratos por obra o serviciu, contratos alministrativos, etc., que permitieron a munchos agraciaos, col pasu del tiempu, finar con un trabayu fitu n’Alministración por mor de rellaciones familiares, amistaes, carnés de partíu o sindicatu o influyencies varies. Too ello, col sofitu y amparamientu de los aparatos sindicales institucionalizaos, que facen equí d’axente empleador d’una estensa cleintela propia.

Con too y con ello, quiciabes seya nel descomanáu incrementu d’empreses xestionaes con sistemes de Derechu priváu -sociedaes anónimes de titularidá pública: SRR, SRT, SOGEPSA, VIPASA, Valnalón, SERPA, GISPASA, Parque de la Prehistoria S.A., Xestión d’Infraestructures Turístiques y Culturales, etc.-, pa fugase de les garantíes qu’impón el Derechu Alministrativu en cuantes a la publicidá, trasparencia y oxetividá de los sistemes d’escoyeta del personal, onde deba buscase ún de los mayores viveros d’emplegu cleintelar na Alministración asturiana nos caberos años.

Como vien a dicir aceñadamente’l funcionariu ya escritor asturianu Javier García Cellino a propósitu d’unes llacerioses declaraciones del conseyeru de Salú sobre les condiciones de trabayu na sanidá pública, meyor «se dedicara a debatir sobre la política d’emplegu del Partíu Socialista que, n’Asturies, y polo que se refier al ingresu na función pública, tien un récord negativu mui difícil d’igualar en cuanto a casos d’amiguismos, enchufismos y otros «ismos» asemeyaos» (La Nueva España, edición de Les Cuenques, vienres 11 de xineru de 2008)».

Visto n’esbilla.net, gracies a ASTVRA

El periodista afirma que la región está abocada a convertirse «en un parque temático, con más de cien museos»

Luján Palacios, La Nueva España
http://www.lne.es/secciones/noticia.jsp?pRef=1895_42_601381__ASTURIAS-Gregorio-M

El periodista y escritor Gregorio Morán pronunció ayer una conferencia en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA que no dejó indiferente a nadie. Invitado por Tribuna Ciudadana y presentado por el también escritor y periodista Xuan Cándano, Gregorio Morán repartió sin piedad comentarios ácidos para prácticamente toda la sociedad asturiana.
La conferencia se titulaba «Asturias y la gozosa decadencia», y Morán siguió el título al pie de la letra, con mordacidad e ironía divertida a partes iguales. Con su charla, el periodista ovetense repasó tres artículos consecutivos publicados en septiembre del año pasado en el diario «La Vanguardia» de Cataluña y referidos todos ellos a Asturias.
Morán inició su intervención con la afirmación de que «Asturias está de moda», pero una Asturias en la que triunfa «la manipulación y la ocultación de la verdad». Como asturiano que reside buena parte del año fuera del Principado, el periodista relató con asombro casos puntuales de la actualidad regional que le llamaron la atención desde la distancia, como el del doctor Luis Andrenio, sancionado por dedicar demasiado tiempo a sus pacientes, o el del ingeniero Francisco Redondo, un funcionario de la Confederación Hidrográfica del Norte que fue despedido por proponer la licitación de una obra para la oferta más barata. «El Gobierno actúa con la premisa de unanimidad, o nada», subrayó Gregorio Morán antes de dedicar una dura crítica a «un poder impune e implacable con la disidencia».
Arbitrariedad
También se refirió el periodista a la «arbitrariedad del presidente del Principado, que se traslada a los alcaldes para crear una red de clientelismo» sustentada en la industria del ladrillo, «que hace que se enriquezca el primer edil y todos sus familiares».
Gregorio Morán se refirió, asimismo, a otras cuestiones de la actualidad regional, como la puesta en marcha de la televisión autonómica, «para vanidad del Presidente y despilfarro del Gobierno», o la creación del Centro de Arte de la Universidad Laboral de Gijón, «mausoleo de la cultura del franquismo», en una región que está llamada a convertirse en «un parque temático, con más de un centenar de museos, sin contar aulas de interpretación».

Por Gregorio Morán (La Vanguardia, 30/09/2007)

Asturias es un país pequeño donde hay demasiada gente que se cree muy grande, y ahí está la base de un rasgo cómico e identitario. Porque lo identitario siempre va más cargado de comicidad que de cualquier otra cosa. A ese rasgo característico de la asturianía se le denomina grandonismo. Es cierto que ha habido asturianos importantes -hasta un premio Nobel, suelen añadir los más burros del lugar, ya que es principio de ley que cuanto más bellota más patriota-, los ha habido e incluso los hay, pero el secreto consiste en que desde don Pelayo, que estaba por desasnar, las lumbreras del país, tampoco tantas como para desatar campanas, han redimido al resto y hasta les han proporcionado una cantidad de autoestima tan enorme que se hace en ocasiones insoportable y en general, patético. Read the rest of this entry »

Por Gregorio Morán (La Vanguardia, 22/09/07):

Nos acostumbramos a pensar bien. No es fácil imaginar lo que supondría acostumbrarnos a pensar mal. Que el primer golpe de vista hacia las cosas y las personas y las instituciones fuera la desconfianza. Imagínese a sí mismo tomando el café con leche de la mañana, convencido de que el café es bueno y la leche también; y no será cierto. Lo más probable es que el café no sea café sino un sucedáneo infecto y la leche haya salido de una probeta más que de una ubre. Y luego cuando baje la escalera y se encuentre con su vecino, al que dará los buenos días, pensará que por supuesto no tiene nada contra usted. Y se equivoca, porque está tramando cómo denunciarle por el más estúpido de los motivos. En fin, que cuando cruce la calle y pase por delante de la tienda del chino que le saludará ritualmente, nada le hará pensar que se trata de un miembro de la triada con varios crímenes en su haber. Como ven, si en vez de estar acostumbrados a pensar bien nuestra inclinación fuera la contraria, la vida sería más incómoda. Yo conozco a gente capaz de pensar mal desde que posan un pie, al salir de la cama. Y apenas se les nota, pero son casos singulares, hasta tal punto que se les denomina líderes políticos, financieros o mediáticos. Read the rest of this entry »

Por Gregorio Morán (La Vanguardia, 15/09/07):

Asturias está de moda y las sobredosis de autoestima se pueden medir, como suele ocurrir con estas cosas, por la manipulación y la ocultación de la verdad; eso que no es exactamente la mentira aunque sí la antesala de ella. Nos enteramos de que el Dr. Luis Andrenio, de Gijón, ha sido sancionado por obcecarse en tratar a sus enfermos más allá de los cinco minutos que marcan las normas de la medicina pública asturiana. Pero el pequeño detalle es que nos enteramos de eso porque el galeno, en un gesto tan caro – no de querido, sino de costoso- como inaudito, puso un anuncio de pago en un diario local. (Sospecho que este pequeño detalle debe estar estudiándose en más de un departamento publicitario de los grandes periódicos, porque imagínense que fuente de ingresos monumental el que los ciudadanos agraviados o jodidos tras un suceso, pusieran su recuadrito de dos módulos, o mejor de tres, con un ligero descuento, y luego lanzáramos a los audaces reporteros a seguir el tema; una noticia, doble rentabilidad). Por supuesto que el asunto sigue su curso; es decir, un puñado de gente se solidarizó con el médico represaliado, pero ni autoridad alguna, ni político en ejercicio, ni asociación mafiosoprofesional de postín, ha exigido una rectificación. El poder en Asturias es impune e implacable con la disidencia. Read the rest of this entry »

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